La historia de la Humanidad encierra una serie de claves sobre el potencial de los alimentos, no solo para subsistir, sino también para sobrevivir más y combatir las enfermedades. Son innumerables los estudios en los que se han observado las diferentes respuestas interindividuales a la dieta.
Así se han determinado los variados aspectos patológicos, como obesidad y aumento del colesterol plasmático. Y han clasificado a las personas en normo-respondedoras, hipo-respondedoras e hiper-respondedoras. Todo ello en función de si su respuesta a una determinada recomendación dietética era la esperada, menor a lo que se creía y superior, respectivamente.
En este punto hay que dejar muy claro que los científicos, a pesar del conocimiento que tienen sobre las distintas respuestas, todavía desconocen los mecanismos que ofrecen una explicación.
El genoma humano
Aquí es donde hay que poner en valor al proyecto Genoma Humano, que en 2003 se presentó en sociedad. Es obligado citar al profesor José María Ordovás, director del Laboratorio de Nutrición y Genética en la Universidad estadounidense de Tufts, en Boston. Este investigador, considerado como el padre de la Nutrigenética y la Nutrigenómica, opina que una nueva disciplina, la Genómica Nutricional tiene grandes perspectivas ya que puede ser la columna vertebral de mejores tratamientos y prevención de enfermedades a través de dietas más individualizadas.
La colaboración de las alimentarias con las autoridades sanitarias es ahora más necesaria que nunca
En este contexto, las personas mayores serían los más beneficiados de su aplicación. Y más en esta situación de pandemia por el nuevo coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2), que da lugar a la enfermedad Covid-19, al entrar en la célula diana.
A este problema se le podría sumar la actual prevalencia de desnutrición en la población de edad avanzada en España. Los rangos que se estiman en la actualidad son de 3%-7% de la población no institucionalizada; y del 30%-60% en la población institucionalizada, o incluso hasta el 70% en sujetos hospitalizados.
Es en este sector de la población, precisamente, donde adquiere más valor poder establecer medidas que mejoren esta situación. Entre otros aspectos, se contribuiría a evitar la debilitación del sistema inmunitario y el riesgo de infecciones, que es una de las consecuencias de la malnutrición.
Un entorno competitivo
La industria alimentaria es uno de los sectores con mayor peso en la economía española. Empresas multinacionales y nacionales, grandes, medianas y pequeñas, desarrollan su labor cada día en un entorno extremadamente competitivo, exigente y cambiante. Este debe adaptarse al estilo de vida, a la moda, al medio ambiente y, sobre todo, a las nuevas exigencias de una vida saludable.
Un correcta alimentación ahorraría casi el 20% del gasto sanitario público
Según datos del informe Alimentación, factor de salud y sostenibilidad, se estima que una correcta alimentación podría suponer un ahorro para nuestro Sistema Nacional de Salud de unos 14.300 millones de euros, casi un 20% del gasto sanitario público. Además, sabemos por otros estudios internacionales que el número de muertes que provoca una alimentación desequilibrada es diez veces mayor a las producidas por accidentes de tráfico.
Esta situación de confusión que se genera cada día entre las corrientes de opinión y la toma de decisiones administrativas, muchas veces supone una gran sorpresa que suelen traducirse en nuevas medidas. Tasas ecológicas, limitación de ingredientes en alimentos procesados, o la prohibición de sistemas de envasado son solo algunas de las ideas que reaparecen de vez en cuando entre las intenciones del legislador.
Evidencias científicas
Por todo esto, la generación de conocimiento y de argumentos basados en la evidencia científica es, más que nunca, una necesidad. Esto es importante, ya que solo así se garantiza que las medidas se traduzcan en algo positivo para todos: industria de la alimentación, instituciones públicas y población general.
La sociedad civil debe contribuir a que la opinión pública y los decisores políticos tengan fácil acceso a datos fiables. Es decir, que les lleven a tomar decisiones más acertadas donde la empresa es una parte muy importante de la sociedad civil. Este es precisamente el motivo con el que se ha realizado el informe Alimentación, factor clave de salud y sostenibilidad.
La apuesta por una alimentación saludable es la mejor medicina preventiva
Once expertos, todos ellos referentes en sus respectivos campos, entre los que figura el profesor Ordovás han conseguido presentar temas complejos de forma sencilla y divulgativa y situarlos como los retos de actualidad. Siempre bajo la óptica de una apuesta por una alimentación saludable como la mejor medicina preventiva.
Recientemente, el Ministerio de Sanidad ha mostrado su preocupación por el efecto que determinadas influencers están provocando en la ciudadanía. Actualmente, las redes sociales y el auge del medio online han hecho posible que, cada día, podamos ver en la red publicaciones y recomendaciones nutricionales con diferentes enfoques. Este tipo de noticias, sin respaldo científico, ponen en riesgo la salud pública.
La información fluye a una velocidad vertiginosa y capilariza a unos niveles que hasta hace poco tiempo era casi imposible controlar. Aproximadamente, el 60% de las consultas que se hacen por Internet están relacionadas con la nutrición y el estilo de vida saludable. No con la política, ni la economía, ni siquiera con el amor o la belleza. Las personas se preocupan y se interesan por su alimentación y su salud.
De acuerdo al Estudio sobre opiniones y expectativas de los ciudadanos sobre el uso y aplicación de la tecnología de la información en el ámbito sanitario, elaborado por el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI) de Red.es, un 60,5% de las consultas que se realizan por Internet están relacionadas con nutrición y estilo de vida saludable y uno de cada cinco españoles afirma utilizar las redes sociales como fuente de información de salud.
En la actualidad, la información sobre alimentación, gracias al interés social que despierta, ocupa un lugar destacado en los medios de comunicación. Muchos de ellos cuentan con secciones fijas que presentan grandes datos de audiencia y lectores habituales.
Esta situación pone sobre la mesa el valor de generar contenidos de calidad, con fuentes correctamente referenciadas, y con un formato atractivo para el gran público. Y aquí es donde se presenta el verdadero reto: cómo podemos poner en valor las fortalezas de un sector que con su buen hacer, su esfuerzo en investigación y la alta calidad de sus productos contribuye a que la alimentación sea un factor fundamental para la salud, además de un referente económico e industrial. Si lo hace así podrá contribuir a la creación de corrientes de opinión responsables y bien documentadas.
Evitar noticias falsas
Este camino ayudará a evitar las noticias falsas y el intento de imponer modas y tendencias que, bajo un falso paraguas de bienestar y vida saludable, en realidad se quedan solo en esnobismo. Este panorama hace más necesaria que nunca la colaboración de la industria alimentaria con las autoridades sanitarias, fundamentalmente en el impulso de marcos normativos y campañas de información. El objetivo es evitar decisiones apresuradas, basadas más en presiones de la opinión pública que en la evidencia científica.
Si colaboramos todos los agentes sociales podríamos contribuir a un modelo de alimentación más sostenible, que reduzca esa paradoja mundial conocida de 795 millones de personas con desnutrición frente al doble que tiene sobrepeso.
Lo que sí está en nuestras manos, porque está demostrado, es prevenir algunas enfermedades como la diabetes tipo 2 o algunas afecciones cardiacas que, con cambios en el estilo de vida y en la dieta, son fácilmente controlables.
En este sentido, solo desde la coordinación entre instituciones, industria alimentaria, expertos en nutrición y profesionales de la comunicación, conseguiremos una sociedad correctamente informada en un ámbito tan esencial como es la alimentación.
Enlace al artículo original: Suplemento Alimentación de El Economista