“Más del 60% de la población española se dirige a Internet para consultar temas relacionados con el ámbito de la salud”.
La cultura digital ha supuesto en el ámbito sanitario un cambio solo comparable al que en su día protagonizó la revolución industrial en la economía mundial.
Si introducimos el término ‘salud’ en Google, encontramos cerca de 700 millones de resultados asociados. Según el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información (ONTSI), más del 60% de la población española se dirige a Internet para consultar temas relacionados con el ámbito de la salud. Si a esto le añadimos la cada vez mayor velocidad de viralización de los contenidos que imprimen las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea, nos hallamos frente al campo de cultivo perfecto para que las denominadas fake news de salud proliferen a sus anchas.
La salud protagoniza buena parte de los bulos en Internet. Algunos de ellos, curiosos, como asegurar que las patatas fritas ayudan a combatir la calvicie. Sin embargo, otras aseveraciones pueden desencadenar un verdadero problema de salud pública. Se trata de informaciones tan descabelladas como decir que las vacunas pueden provocar autismo o que el zumo de limón con bicarbonato en ayunas ayuda a combatir el cáncer.
Conscientes de esta situación, algunos grupos políticos, tanto en España como en otros países de la UE, están comenzando presentar iniciativas legislativas a favor de establecer un marco jurídico que ayude a luchar contra las fake news. Asimismo, la Comisión Europea puso en marcha, el pasado mes de enero, un grupo de expertos de alto nivel, con el fin de trabajar en la búsqueda de opciones para combatir esta «amenaza contra los valores democráticos».
Lejos de crear un Ministerio de la Verdad “imparcial y objetivo” —como aquel que George Orwell describía en su “1984”— es interesante ver cómo distintos agentes sociales llevan a cabo actividades de lobby para combatir los bulos, a través de posibles modificaciones legislativas.
En un ejercicio de responsabilidad social, también están comenzando a aparecer iniciativas interesantes para combatir las noticias falsas en Internet. Un ejemplo reciente ha sido la creación de #SaludSinBulos (www.saludsinbulos.com), una plataforma impulsada desde la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES), cuyo propósito es crear un Observatorio de los Bulos de Salud en Internet. El objetivo es conseguir la unión de profesionales sanitarios, organizaciones de pacientes, instituciones y periodistas, para denunciar y desmontar las informaciones falsas que circulan por la Red.
Como ya se ha demostrado en otros ámbitos, el trabajo multidisciplinar de todos los agentes implicados en un área es la mejor fórmula para mejorar la calidad, en este caso de la información de salud en la red.
María Real Bela
Directora Asociada