Setenta años después de que el biólogo británico H.S Lissman hiciera pública su investigación sobre cómo algunas serpientes también se desplazan en línea recta, coordinando la actividad muscular y la piel del vientre blando, flexible y esponjoso, el también biólogo Bruce Jayne de la Universidad de Cincinnati desvela en “Journal of Experimental Biology” el movimiento de estos animales, que se impulsan en ocasiones hacia delante como la locomotora de un tren cuando atraviesa un túnel.
Jayne ha corroborado lo que era hasta ahora una mera hipótesis, defendida en los años cincuenta del pasado siglo por Lissman y abre la puerta a diseñar ingenios robóticos que, imitando el movimiento de ofidios como víboras, pitones, anacondas o la boa constrictor, puedan ser utilizados con mayor eficacia para atravesar en línea recta escombros de edificios derrumbados por terremotos, en busca de víctimas. Como recuerda este investigador estadounidense, las serpientes, por regla general, nadan trepan o se mueven doblando su espina dorsal o utilizando bordes para empujar objetos. Un ejemplo extremo de la diversidad de sus movimientos es la serpientes de cascabel.
Ahora, Jayne ha demostrado la veracidad de la teoría de Lissman, ya que esa combinación de elementos permiten a algunas serpientes moverse hacia adelante sin doblar su columna vertebral. Para ello utilizó cámaras digitales de alta definición con boas constrictor, mientras registraba los impulsos eléctricos generados por sus músculos. De esta forma logró un electromiograma (similar a un electrocardiograma) de mostró la coordinación entre los músculos, la piel y el cuerpo de estos reptiles. La locomoción rectilínea, según este científico, únicamente la utilizan las serpientes cuando están relajadas y se mueven lentamente. Cuando se mueven en forma de “eses” son extremadamente rápidas. Una de las líneas de investigación de Jayne y su equipo es comprender cómo utilizan las serpientes sus músculos para, por ejempl,trepar o nadar. “Es algo fantástico –reconoce – y muy inteligente”.- José María Fernández-Rúa