Un nuevo estudio de clínicos e investigadores españoles vuelve a hacer hincapié en que las emisiones actuales de dióxido de carbono procedentes de los inhaladores pMDI, que utilizan una gran parte de pacientes de asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), son prácticamente despreciables ante el total de la huella de carbono. Además -insisten- su posible retirada por motivos no clínicos, como este, pone en riesgo uno de los principios fundamentales de la biomedicina: la adherencia terapéutica.
Los doctores Montoro Lacomba, Antolín-Amérigo, Izquierdo-Domínguez, Zapata, González y Valero han participado en el estudio El impacto de los inhaladores para el asma en el clima global: una revisión sistemática de la huella de carbono y los resultados clínicos en España, que difunde Journal of Investigational Allergology and Clinical Immunology. Hacen hincapié en que la aportación de estos inhaladores a las emisiones anuales totales de CO2 en España es del 0,09 por ciento. Este porcentaje está muy lejos de los que indican que contaminarían el equivalente a unos trece mil vuelos de avión entre Madrid y Londres. Muy al contrario, la huella de carbono del tráfico aéreo en un año en España supondría usar estos ingenios 228 años. Hay que recordar que, desde hace un tiempo, se vienen sucediendo distintas iniciativas que cuestionan a este tipo de inhaladores, estigmatizando a los pacientes que los necesitan.
Un dato a tener en cuenta es que unos seis millones de españoles conviven con asma y EPOC y necesitan una terapia inhalada para controlar su enfermedad.
José María Fernández-Rúa
PUBLICADO EN A TU SALUD (LA RAZÓN) EL DOMINGO 19 DE MARZO 2023