Vuelven a la mesa debates como la racionalización de los horarios o la vuelta al huso horario de Europa occidental en España.
El resultado de este debate será, en menor o mayor medida, consecuencia de la capacidad de lobby de los sectores más afectados.
La Comisión Europea comunicó, el pasado mes de agosto, su intención de eliminar el cambio horario, que sucede cada mes de marzo y octubre en los países miembros de la Unión Europea. Esta idea surge de una encuesta (no vinculante) llevada a cabo a nivel europeo, en la que participaron cerca de cinco millones de ciudadanos comunitarios. ¿El resultado? Un 84% de los encuestados votaron a favor de abolir el cambio de hora. En el caso de España, la cifra aumentaba hasta un 94%.
Tras conocerse los resultados, el Gobierno creó una comisión de expertos, aprobada en Consejo de Ministros, para analizar las posibles consecuencias que tendría esta medida en España.
La directiva que se encuentra vigente actualmente es la 2000/84,aprobada el 19 de enero de 2001. Ésta detalla que el período de la hora de verano comenzaría, en todos los Estados miembros, en la madrugada del último domingo de marzo y terminaría en la madrugada del último domingo de octubre. Eliminar el cambio horario supondría una actualización de esta directiva, y la consecuente trasposición por los estados miembros.
De esta manera, vuelven a la mesa debates como la racionalización de los horarios o la vuelta al huso horario de Europa occidental en España, y ya se han oído argumentos a favor y en contra. Y es que una modificación de esta índole puede afectar de forma dispar a distintas industrias.
Comienza, por tanto, el juego de representación de intereses. Los agentes sociales afectados desplegarán sus actividades de lobby con el objetivo de defender sus argumentos, que pueden ser contrapuestos. Reducción de la actividad económica por las tardes, ahorro energético por las mañanas, alteraciones en los biorritmos… son algunos de los conceptos que se esgrimen a favor y en contra.
Desde la ARHOE (Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles), por ejemplo, defienden que si España se adaptase al huso horario de Europa Occidental, como sucedía antes de 1940, los ciudadanos tendrían más fácil “conciliar su vida personal, familiar y laboral; aumentar la productividad; apoyar el rendimiento escolar; favorecer la igualdad; disminuir la siniestralidad; facilitar la globalización; mejorar la calidad de vida; cuidar y mantener hábitos saludables; dormir el tiempo suficiente, y, en definitiva, dar mayor valor al tiempo.”
El resultado de este debate será, en menor o mayor medida, consecuencia de la capacidad de lobby de los sectores más afectados, que tendrán que defender no sólo lo que conviene más a su actividad económica, sino aquello que contribuya al bienestar de los ciudadanos.
Por ello, la estrategia de comunicación jugará un papel clave, y no será de extrañar la proliferación de datos y estudios defendiendo una y otra visión en los medios.
Renny Núñez
Consultor de Comunicación y Relaciones Institucionales en Cariotipo