“Carlos Lens vuelve con una novela amena, histórica en su contexto y hasta divertida”
Cuando terminas de leer la última novela de Carlos Lens, “Oleadas de esperanza”, te das cuenta que, además de entretenida, es instructiva. Bien construida, como corresponde a un farmacólogo-economista, Lens hace un repaso histórico sobre la aparición de los primeros antibióticos, en la persona de un imaginario médico español de nombre Francisco Valdenava quien, a pesar de todas las precariedades que se puede imaginar, investiga para conseguir mayor calidad de vida para sus pacientes. El que hasta hace muy poco tiempo ha sido la “bestia negra” de la industria farmacéutica española, ya que ha ejercido su último cargo de subdirector general de Calidad de Medicamentos del Ministerio de Sanidad con todo rigor dado su conocimiento vastísimo de esta área. La información que tenía, tiene, Carlos Lens sobre este o aquel fármaco nuevo o menos nuevo en otros países de su entorno se ha traducido, en muchos casos, en un ahorro importante para el Sistema Nacional de Salud. Y, por ahora, el Gobierno no se lo ha reconocido ni creo que lo haga. Pero volvamos a la novela de Lens, que se centra entre 1917 y los años cincuenta. El doctor Valdenava, el protagonista, nos introduce en el mundo de la innovación, de una investigación, que ya no era tan incipiente y que salvó millones de vidas en las dos guerras mundiales.
Como recuerda el autor, en la década de los veinte del siglo pasado, el investigador inglés Alexander Fleming trabajaba, como cualquier otro día, en su laboratorio del hospital St.Mary cuando, fruto de la casualidad y de la suerte, descubrió una sustancia que acababa con las bacterias. Después, en 1928 Fleming observó que colonias de la bacterias “Staphylococcus aureus” habían sido eliminadas por un moho que creció en la misma placa de Petri, de su laboratorio. Concluyó que el moho producía una sustancia a la que denominó penicilina. Fue el comienzo de una nueva era de la medicina clínica. Me tomo la libertad de invitarles a leer la novela de Carlos Lens. Disfrutarán.
José María Fernández-Rúa