La infección por Helicobacter pylori (H.pylori) afecta a un número significativo de españoles de ambos sexos y, en su gran mayoría se presenta silente. Sin embargo, otros desarrollarán una enfermedad gastrointestinal como la gastritis crónica, úlcera péptica y ade nocarcinoma gástrico, entre otras. Esta bacteria es, para los expertos de Osakidetza, uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de complicaciones de la úlcera péptica. Su erradicación mejora las tasas de curación y disminuye las complicaciones, incluyendo el sangrado y la recurrencia. Sin embargo, para estos especialistas del Servicio Vasco de Salud, no hay un tratamiento ideal que la erradique. La efectividad de los tratamientos empíricos basados en la utilización de dos antibióticos y un inhibidor de la bomba de protones (IBP) ha disminuido en las últimas décadas. Además, la resistencia a antibióticos se ha postulado como uno de los factores que mejor explica esta disminución.
La infección por “H.pylori” en niños difiere de la de los adultos en cuanto a la prevalencia, las complicaciones, la casi ausencia de malignización, la dificultad en la realización de las pruebas diagnósticas y la tasa de resistencia a antibióticos. La clínica típica es inespecífica, exceptuando los raros casos de úlcera gástrica, que dificultan el diagnóstico. Así, en un documento de Osakidetza para erradicar la “H.pylori “ se recomienda en presencia de úlcera péptica o anemia ferropénica inexplicada que no responde al tratamiento. También se puede considerar en niños con síntomas dispépticos cuando la infección por esta bacteria se detecta a partir de una biopsia y en niños infectados con algún familiar de primer grado con cáncer gástrico.
Como principal conclusión de ese documento figura la elección del tratamiento erradicador que debe realizarse considerando las tasas de resistencias locales a antibióticos y las tasas de erradicación alcanzadas en ese medio. Es necesario valorar en cada paciente la exposición previa a antibióticos. Asimismo, se ha observado una tendencia a conseguir mayores tasas de erradicación con tratamientos de duración más prolongada. Finalmente, proponen abandonar la terapia triple clásica, optando por una terapia cuádruple sin bismuto.
Jose María Fernández-Rúa