- La nueva red inalámbrica está llamada a ser reconocida como un cambio social sin precedentes a escala global
- Los científicos reclaman un control sobre la inminente red 5G, alegando que portar un dispositivo con 5G equivaldrá a llevar encima 50 móviles de los actuales
La revolución tecnológica a la que estamos asistiendo está cambiando los hábitos de nuestra sociedad, configurando un nuevo escenario que propicia no solo nuevas relaciones sociales sino también nuevas formas de interactuar con nuestro entorno. Actualmente, cualquier persona con la que nos crucemos por la calle lleva en su bolsillo un dispositivo conectado a la red 24h. Datos publicados, recientemente, han señalado que el número de conexiones por smartphone al minuto, ha superado al del número de personas que habitamos el planeta.
El sistema orquestado para mantenernos conectados a internet 24/7, no hace más que evolucionar y no todos están de acuerdo con que éste sea uno de los avances que celebrar. Actualmente, más de 74.000 antenas alimentan la red de telefonía móvil 5G en Alemania. Sin embargo, todavía no son suficientes para garantizar la cobertura en todo el país, solo alrededor de dos tercios de la superficie tiene cobertura red. Para que el 5G resultase completamente eficiente en el país vecino, Alemania tendría que ser perforada como un tablero de ajedrez por más de 800.000 mástiles. Para 2020, se espera contar con la infraestructura necesaria para una cobertura completa de la red 5G a nivel nacional.
La nueva red inalámbrica está llamada a ser reconocida como un cambio social sin precedentes a escala global. La irrupción del 5G abrirá la puerta a los hogares y autopistas “inteligentes”, automóviles autónomos y descargas de hasta 4 películas HD en menos de 10 segundos. Todas las personas tendremos acceso instantáneo a la comunicación de alta velocidad desde cualquier punto del planeta,incluso en las selvas tropicales, en medio del océano y en la Antártida. Una verdadera revolución social.
No obstante, no todos los vecinos alemanes están conformes con la iniciativa de implantar un poste de teléfono en sus jardines y no solo porque no les resulte atractiva la idea de cambiar un seto por una antena, sino porque existe un serio temor a los riesgos para la salud que puede acarrear la densidad de torres de transmisión que se van a colocara lo largo de todo el país.
Son varios los colectivos de la comunidad científica que argumentan que el esperado 5G podría aumentar el llamado “electrosmog”–esa niebla invisible pero omnipresente, “el enemigo silencioso”según la jerga científica, que podría estar incrementando la presencia de enfermedades–.
El electrosmoges la contaminación electromagnética que se emana de todas las tecnologías que utilizamos hoy en día y que sufrimos silenciosamente, según señalan los expertos en nanotecnología. Siempre ha habido electrosmog, la diferencia radica en la intensidad con la que actualmente estamos expuestos por la irrupción de las señales de microondas, wifi y telefonía móvil que generan ondas potencialmente cancerígenas.
Así lo concluyó el equipo de trabajo de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) para la Organización Mundial de la Salud (OMS)que indicó que las señales de radiofrecuencia y microondas son potencialmente cancerígenas para el ser humano, incrementando el riesgo de cáncer –no lo causa de inmediato, sino por acumulación–.
Sin embargo, con la llegada del 5G la comunidad científica advierte que el cáncer es el menor riesgo del electrosmog, y señala la fragmentación del ADN como el mayor problema al que se enfrentan los usuarios de los dispositivos móviles en el siglo XXI.Los expertos afirman que debido a la toxicidad de la radiación de las señales wifi, el ADN se daña fragmentándose. Algunos especialistas incluso señalan que se ha observado pérdida de la densidad ósea en la cadera porque es muy común llevar los móviles en el bolsillo. También, hacen referencia a los problemas de ovarios derivados en infertilidad por guardar el teléfono en el mismo sitio.
Los científicos reclaman un control sobre la inminente red 5G,alegando que portar un dispositivo con 5G equivaldrá a llevar encima 50 móviles de los actuales. De manera que, el aumento de los riesgos que conllevará este dispositivo, debido a la alta frecuencia a la que trabajará, serán desfasados.
A raíz de esta preocupación han surgido actividades de lobby como la iniciativa “5G Space Appeal”que ha hecho un llamamiento a la ONU, OMS, UE, Consejo de Europa y gobiernos nacionales para frenar la implementación de la red inalámbrica de quinta generación, 5G, por parte de las compañías de telecomunicaciones.
La comunidad científica, médica y medioambiental que conforma “5G Space Appeal” argumenta que el 5G provocará un aumento masivo de la exposición ineludible e involuntaria a la radiación inalámbrica las 24 horas del día, los 365 días del año.Lo que conllevará “efectos graves e irreversibles en los seres humanos y daños permanentes a todos los ecosistemas” según señalan desde el grupo activista.
Asimismo, se espera que la industria desarrolladora de la red 5G lleve a cabo, próximamente, acciones para demostrar que no hay riesgos y amainar la controversia generada en torno a la utilización de la última tecnología inalámbrica, así como los ánimos del regulador y el usuario.
Desde los gobiernos nacionales en los que ya se está llevando a cabo la implantación de la red 5G, se ha respondido asegurando que se están tomando muy en serio la preocupación colectiva por los posibles efectos de la radiación durante la expansión de la red 5G.
Sin embargo, para muchos este mensaje de tranquilidad no responde a la pregunta de si la tecnología 5G es realmente tan perjudicial para nuestra salud, sino que evidencia que el debate sobre el futuro de la red 5G apenas acaba de comenzar.
Marta Pérez