La formación continuada es obligatoria para todos los trabajadores o buscadores activos de empleo. Con independencia de las carreras, los másteres o la experiencia que posean estos profesionales, el aprendizaje constante y de calidad marca la diferencia y ayuda a mejorar, a ampliar y a actualizar los conocimientos.
Las exigencias del mundo actual hacen que el cambio y la necesidad de no dejar de aprender sean fundamentales en la adquisición de nuevos conocimientos, de ahí la importancia de poner en marcha procesos formativos que permitan la mejora de las competencias profesionales. La formación continua favorece, entre otras cosas, la ampliación de las capacidades técnicas y de las habilidades sociales. Además, incrementa la competencia y la productividad así como la satisfacción del profesional que se forma.
En el caso concreto de los trabajadores en activo, demuestra que se continúa invirtiendo en ser mejor y aportar nuevos conocimientos y habilidades. Otra gran ventaja de la formación es que, por lo general, contribuye a la ampliación de la red de contactos y la posibilidad de generar sinergias con otros profesionales.
Si bien es cierto que el conocimiento que suele dar el acceso a los puestos de trabajo se adquiere durante la carrera, el máster o cualquier tipo de formación que implique aplicar después la teoría a la práctica, en muchas ocasiones sigue sin ser suficiente. Es por este motivo que acudir a congresos especializados o a cursos para adquirir habilidades especiales, no necesariamente que se encuentren dentro de nuestro área de trabajo, resulta enriquecedor para el empleado y rentable para las empresas.
Pero, ¿qué ocurre con nuestros políticos? ¿tienen ellos que acudir a cursos, congresos o formaciones? Según Stephen Hawking, “la inteligencia es la capacidad de adaptarse al cambio” frase de la que, sin duda, se puede concluir que la respuesta es sí, o por lo menos debería serlo. Al igual que para otra clase de empleos, el aprendizaje constante resulta fundamental para la clase política. Precisamente ellos suelen comparecer en público y son objeto de preguntas sobre la actualidad relacionadas con sus áreas de actuación, que no siempre tienen que coincidir con su área de especialización profesional.
Es por esto que, foros como los organizados por el Centro de Estudios de Políticas Públicas y Gobierno realizan una labor fundamental para políticos electos y altos cargos de las distintas administraciones. El objetivo de estos ciclos de formación es el de dotar a los representantes políticos de conocimientos y recursos que puedan aplicar en el desempeño de sus funciones.
Este año se celebrará en el Parlamento de Andalucía el XIII Foro de Sanidad, uno de los 34 organizados ya y en los que han participado más 1.600 alumnos de distintas ideologías políticas. Estos foros han contado, además, con ponentes nacionales e internacionales de renombre entre los que destacan tres premios Nobel. Las materias que han tratado han sido tan diversas como Sanidad, Economía, Educación, Ciencia e Innovación o Transparencia, entre otras.
En esta edición “Sanidad 4.0 Al Servicio del Paciente” se abordará la transformación digital y la enorme oportunidad que representa para los diferentes sectores.
Elena Sánchez de la Rica
Consultora