Hasta ahora los científicos han podido verificar que hay dieciséis tipos de cáncer vinculados con la obesidad.
Desde hace tiempo se conoce que existe la posibilidad de que el tejido adiposo tenga influencia en la probabilidad de aparición de tumores, pero hasta ahora no se había podido demostrar. La doctora Cornelia Ulrich, de la Universidad estadounidense de Utah, asegura en “Cancer Prevention Research” que el tejido adiposo, la grasa, aumenta el riesgo de inflamación, que está asociado con el cáncer. La grasa contribuye a la carcinogénesis –señala esta investigadora– que recuerda el efecto de la obesidad en el metabolismo de las células cancerosas.
El complicado proceso de transducción de señales entre las células influye en la relación entre la grasa y la carcinogénesis, ya que –siempre según la doctora Ulrich- depende de las formas en que las células reaccionan cuando una misma señal es compartida por más de una vía de señalización en dos tipos celulares diferentes.
Estos investigadores revisaron las publicaciones registradas en revistas científicas desde enero de 1946 a marzo de 2017. El objetivo era localizar aquellos trabajos relacionados con esta “diafonía”. El esfuerzo tuvo su recompensa con veinte estudios, cuya revisión aportó al equipo de esta investigadora una visión más profunda de los mecanismos de la carcinogénesis. Las células madre mesenquimales tienen la capacidad de infiltrarse en lesiones cancerosas y promover el crecimiento de tumores. Estas células se encontraron en mayor número en pacientes obesos con diagnóstico de cáncer de próstata y en mujeres, también obesas, con cáncer de mama.
Es sabido que los científicos distinguen tres tipos de grasa en el organismo: blanca, marrón y beige. Cada una actúa de forma diferente. En esta revisión se ha constatado que el tejido adiposo blanco está asociado con la inflamación. Y, concretamente, en pacientes con cáncer de mama, se ha asociado con un peor pronóstico. Informar sobre ello debería contribuir a que las personas con sobrepeso u obesidad tomen conciencia de que tienen que bajar peso. Pero sin duda la pelota está en el tejado de las autoridades sanitarias, que son las que deben incrementar la comunicación de esta realidad a la sociedad.
José María Fernández-Rúa