El órgano oficial de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS) ha publicado tres artículos y un comentario editorial sobre los avances en el desarrollo de plásticos más sostenibles y los problemas que se encuentran a la hora de reciclarlos. Así, Marc Hillmyer analiza en “Science” los avances en la fabricación de plásticos y otros polímeros a partir de plantas que, a la vez, son una fuente abundante y «renovable». Este investigador de la Universidad estadounidense de Minnesota, en Minneapolis, recuerda que se han conseguido desarrollar procesos comercialmente viables para fabricar algunos de los materiales de partida clave o «monómeros» a partir de materia vegetal. Sin embargo, para otros monómeros de este tipo, la investigación aún se está desarrollando. Otro enfoque es crear plásticos completamente nuevos basados en plantas. El control preciso de la modificación de los compuestos biológicos puede ser un desafío, pero Hillmayer señala que los científicos están trabajando para abordar estas deficiencias con nuevos aditivos, como monómeros y control de arquitecturas macromoleculares. Otro desafío importante, siempre en opinión de este experto en química no es solo convertir estos abundantes recursos en compuestos útiles, sino hacerlo además de manera eficiente. Para ello se necesita una investigación fundamental para identificar catalizadores altamente activos y selectivos, así como vías metabólicas de alto rendimiento y eficiencia atómica.
Por su parte, Jeannette M. Garcia y Megan L. Robertson analizan las causas por las que únicamente se reciclan un pequeño porcentaje de residuos plásticos. Las cifras apuntan a que anualmente se descarta cerca de la mitad de la producción mundial anual de plásticos sólidos, unos 150 millones de toneladas en todo el mundo. Solo en Estados Unidos, los residuos plásticos suponen un coste aproximado de 8.300 millones de dólares. Robertson y García, profesora de ingeniería química y biomolecular en la Universidad de Houston y experta en química de polímeros de IBM, respectivamente, abordan una serie de desafíos relativos al reciclaje, incluidos los relacionados con la clasificación de diferentes tipos de plástico, la energía requerida para reciclarlos y la expansión de tecnologías de reciclaje para poder reutilizar polímeros tradicionalmente no reciclables. Concluyen que lo adecuado sería el desarrollo de mejores catalizadores, nuevos polímeros más fáciles de reciclar y formas de reciclar plásticos mixtos, que pueden estar asistidas por el modelado computacional avanzado y el análisis de datos. El equipo de Roberston trabaja en componentes biorrenovables para termoestables, reemplazando los polímeros a base de hidrocarburos con los desechos de aceites vegetales, entre otros.
Finalmente, en otro trabajo Ann-Christine Albertsson y Minna Hakkarainen, del Instituto Real de Tecnología de Suecia, destacan los desafíos para el desarrollo de plásticos degradables. En muchas aplicaciones, el plástico debe ser duradero, pero precisamente esa característica implica la persistencia del plástico en ambientes naturales. Los científicos han intentado diseñar plásticos que se degraden más fácilmente; sin embargo, los ambientes naturales pueden variar mucho en cuanto a los factores que contribuyen a la degradación, como la humedad, los microorganismos, el oxígeno, la luz solar y la temperatura, señalan los autores. Hasta ahora, añaden, los materiales poliméricos «medioambientalmente degradables» más ampliamente aceptados se basan en poliésteres alifáticos o almidón con enlaces químicos biodegradables, que, según dicen, son prometedores, aunque todavía no se degradan rápidamente o por completo en todos los entornos n o completamente en todos los entornos naturales.
Algunos analistas coinciden en señalar que todo este conocimiento científico no sirve para gran cosa si la sociedad no se involucra. Es más, apuestan por campañas informativas y de lobby de los Gobiernos para que la opinión pública presione y los fabricantes de plásticos se autoregulen a la hora de fabricar sus dispositivos, incorporando estos avances científicos.
José María Fernández-Rúa