La guerra al plástico, como la guerra al cambio climático impulsada por una luz solitaria, llamada Greta Thunberg, desde Suecia, y que ha ido invadiendo el continente europeo y convenciendo a los más jóvenes de que los viernes son días de lucha por el planeta, ha encontrado en Facebook o Instagram una nueva plataforma de concienciación y revolución. El objetivo es evitar que en 2050 sean 1.250 millones de toneladas de plástico las que cubran nuestro planeta.
La conciencia ecológica ha regresado para ocupar la actualidad social y política. No puede entenderse, si no, de otro modo, el crecimiento espectacular del Partido de los Verdes alemanes en las elecciones europeas del pasado 26 de mayo, tras años de pérdida continua de votos en todas las elecciones. La preocupación por el medio ambiente ha saltado de las manifestaciones de adolescentes reivindicando la necesidad de luchar contra el cambio climático en los Fridays for future, al corazón político de los auténticos impulsores en Europa de la política verde, a quienes los pactos de gobierno y una tendencia más pragmática hacia el liberalismo económico habían apartado de sus ideales ecológicos originales.
No cabe duda de que la contaminación generada por el plástico se ha convertido en pocas décadas en uno de los problemas medioambientales más importantes del planeta. Desde 1950, se han fabricado alrededor de 8.300 millones de toneladas de este material, pero tan solo un 9% se ha reciclado. El resto ha terminado o bien incinerado o, en la mayoría de los casos, abandonado, y, en grandes cantidades, flota por las aguas de los océanos, poniendo en grave peligro el ecosistema marino.
Nos encontramos ahora, durante esta semana, con una campaña de boicot a ese plástico de un solo uso, que lo envuelve todo a la hora de hacer la compra, convocada por una plataforma ciudadana y organizada alrededor del grupode Facebook Zero Waste España. A la iniciativa, que se desarrollará entre el lunes día 3 y el domingo 9 de junio, se han sumado organizaciones ecologistas como Greenpeace.
La campaña pretende ofrecer alternativas al plástico a la hora de hacer la compra, renunciar a determinados productos envasados en plástico y fomentar la compra en mercados o tiendas a granel. El objetivo final es, no obstante, presionar a las grandes compañías de supermercados, a productores y a distribuidores, para que utilicen productos reciclables en el embalaje de sus productos.
Es importante destacar que el problema de la contaminación por plásticos ha llegado a un punto en el que el reciclaje ya no es la solución, puesto que las capacidades de reciclaje de plástico no han seguido el ritmo de la creciente producción de este material. De hecho, solo el 30% de los residuos plásticos se recogen y la mayoría de las operaciones de reciclaje tienen lugar fuera de Europa, donde las prácticas y normas ambientales pueden ser dudosas o no cumplir los estándares europeos.
En cualquier caso, un problema de las dimensiones del que tenemos ante nosotros, ¿debe dejarse en manos de jóvenes escolares que faltan a clase los viernes para exigir soluciones? ¿O en campañas impulsadas por grupos de activistas en plataformas sociales como Instagram o Facebook y apoyadas por Organizaciones no gubernamentales como Greenpeace? ¿O sería exigible que los representantes políticos mundiales se sentaran en torno a una mesa de discusión y trabajasen para encontrar soluciones que protejan el medio ambiente sin hacer peligrar el equilibrio económico de nuestras sociedades?
En algún momento habrá que contestar a estas preguntas, y esperemos que las respuestas lleguen antes de que sea demasiado tarde.
Juan Carlos Benavente
Consultor en Cariotipo