Vivimos en una sociedad exigente, que castiga y premia a las marcas y a las compañías en función de cómo estas interactúan con su entorno directo e indirecto. En este sentido, hoy en día los consumidores y clientes reclaman que las organizaciones sean sostenibles con el medio ambiente y la economía local, que no exista desigualdad entre mujeres y hombres y que el colectivo LGTBI+ no se vea afectado por discriminaciones de ningún tipo, entre otras tendencias.
En este punto, resulta fundamental cuidar y transmitir los valores de la compañía de una manera adecuada, de forma interna y externa, ya que la reputación corporativa comienza a gestarse desde dentro de la organización.
Según explican los expertos los conceptos de imagen y reputación aunque puedan guardar similitudes, resultan muy diferentes. Mientras que la reputación se fundamenta en realidad y reconocimiento, la imagen se basa en percepciones. La reputación de una organización se genera llevando a cabo las acciones correctamente e impulsando que ese KNOW HOW sea reconocido.
Para ello, es importante establecer una estrategia integral y que incluya no solo la parte tradicional, sino también la digital. El debate de si estar o no presentes en redes sociales ya no tiene sentido. Parte de la imagen y la reputación de una empresa se mide a través de sus canales digitales y de la transparencia que esta refleje a través de sus comunicados, así como su interacción con los distintos públicos. Asimismo, la transparencia, tal y como hemos comentado anteriormente, es un valor muy frágil, por lo que cuidarlo es imprescindible.
En este sentido, ¿cómo podemos optimizar nuestra imagen y reputación corporativa? Para ello nos basamos en seis claves: confianza, ética, información relevante, respeto, anticipación y entorno.
- Confianza: esta se consigue gracias a una comunicación veraz y real. Resulta relativamente fácil y sencillo perder la fidelidad de los consumidores o clientes cuando cometemos actos que no son bien percibidos. Por esta razón, hay que informar siempre de todo aquello que acontece en la compañía y que sea susceptible de contribuir a reforzar una imagen positiva ante nuestros públicos de interés.
- Información relevante: comunicar datos precisos evitará que caigamos en posibles contradicciones o errores y, por otro, ayudará difundir hechos de interés para los destinatarios, pero siempre sin abusar y comunicar todo lo que ocurre dentro de la compañía.
- Ética: cumplir con las exigencias legales y ser coherente con los valores de la compañía, aplicando estos a todas las operaciones, tanto internas como externas.
- Respeto: el respeto siempre deberá imperar en todos los stakeholders de la organización: empleados, clientes, proveedores, etc. Una ausencia de este, afecta siempre a la marcha de la compañía, al rendimiento laboral y a la calidad del trabajo.
- Anticipación: tener claras cuáles son las fortalezas y debilidades, estudiar los obstáculos y posibilidades y buscar constantemente nuevas vías para la mejora continua de la empresa.
- Entorno: las tendencias sociales también deben tenerse en cuenta en la actividad diaria. Como hemos mencionado antes, ser sostenibles con el medio ambiente, con la economía local y combatir las desigualdades sociales se convierten en ejes centrales de estrategias de RSC, comunicación corporativa o relaciones institucionales.
Renny Núñez
Consultor de Comunicación y Lobby en Cariotipo.