En los primeros días de enero de 2020 empezó a oírse hablar de un nuevo tipo de virus que estaba causando un alarmante número de afectados en la ciudad china de Wuhan. Se trataba del denominado coronavirus, una enfermedad cuyos síntomas se asemejan a los de la neumonía y que ha llevado a poner en cuarentena a 40 millones de personas solo en China.
Desde que tuviesen lugar los primeros casos en el gigante asiático, coincidiendo con la celebración del año nuevo chino, el virus comenzó a expandirse a otros países cercanos como Tailandia o Japón, para más tarde afectar a ciudadanos estadounidenses, australianos o filipinos, entre otras nacionalidades. El primer caso registrado en Europa se producía la pasada semana en Francia y esta misma semana tenía lugar otro nuevo caso en Alemania.
La dificultad para crear barreras a este tipo de enfermedades en un mundo conectado y globalizado parece una tarea prácticamente imposible. Por ello, es fundamental que las autoridades trabajen de forma coordinada para evitar una posible pandemia y prevenir una alarma excesiva y contraproducente entre la población.
En este sentido, la OMS, como máximo organismo sanitario internacional, ha querido hacer un llamamiento a la tranquilidad en todas sus declaraciones públicas, huyendo de titulares alarmistas. El 12 de enero, cuando el brote era aún muy incipiente, se publicó un listado de recomendaciones de la OMS para prevenir la transmisión del brote y se informó de que se estaba recabando toda la información necesaria para establecer el impacto y riesgo global del coronavirus. El 22 de enero la OMS declaró como “moderado” el riesgo mundial por el coronavirus y el 27 de enero, el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus lo aumentó a “alto” aunque añadiendo que “era demasiado pronto» para hablar de «emergencia de salud pública de alcance internacional».
En España, a pesar de que el coronavirus, no ha afectado todavía a ningún ciudadano nacional, ya sea en Wuhan (donde viven una decena de españoles) ni dentro de nuestras fronteras; el Ministerio de Sanidad también ha querido llamar a la “tranquilidad y la confianza”. Concretamente, el ministro Salvador Illa ha apelado a la capacidad de respuesta de España ante cualquier eventualidad y ha declarado que “con independencia de la decisión que adopte el comité de emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se consensuará con las comunidades autónomas el protocolo de actuación para estar preparados ante cualquier eventualidad”.
Desde el punto de vista de la comunicación de crisis, los organismos públicos deben definir de forma clara su línea de actuación cuando se producen este tipo de alarmas sanitarias y estar preparados para afrontarlas de la forma más eficiente y trasparente posible. En estos casos, es importante ofrecer una imagen de seguridad y mantener un flujo de información constante que evite una alarma social que magnifique la importancia de los hechos.
Además, los organismos de referencia y la administración pública, como instituciones expuestas a sufrir una crisis, deben siempre optar por llevar a cabo una gestión proactiva. La actualización de medidas de previsión y planificación es esencial con independencia de que la crisis llegue o no a producirse. «La incapacidad de prever una crisis es uno de los principales factores para que estas se produzcan y se agraven. Cuanto mejor se pueda prevenir todos los aspectos de una crisis, mejor podrá dominarla cuando ésta ocurra» (Cómo gestionar una crisis. Mitroff y Pearsons, 1997:10).
Otro aspecto fundamental es el de escuchar a la opinión pública y tratar de dar respuesta a sus preguntas. La mejor forma de hacerlo es mediante la monitorización de cada nueva información que surja en medios de comunicación o RRSS y con la elección de portavoces experimentados y adecuados, que tengan claros los mensajes a transmitir a una población cada vez más demandante de información.
Estos días, la sociedad solicita de manera contante nuevos detalles y datos acerca del desarrollo de esta enfermedad y, por consiguiente, el coronavirus se ha convertido en uno de los temas centrales de los medios de comunicación. Las próximas semanas serán fundamentales desde el punto de vista de la comunicación para tratar de controlar esta alerta sanitaria, por ello, La administración pública y los organismos sanitarios deben prestar especial atención a la forma y las vías de difusión de sus mensajes, desarrollando una estrategia clara basada en las pautas claves de la comunicación de crisis.