Se trata de la droga ilegal más usada que, tras un siglo de prohibición, no ha logrado la disminución de su consumo, lo que ha llevado a varios países a plantearse su regulación. El cannabis o marihuana lleva acompañando al hombre desde hace diez mil años, permitiéndole beneficiarse de la infinidad de usos que esta planta es capaz de aportar, tanto en el ámbito medicinal o industrial como recreativo.
En el debate sobre su legalización, el uso terapéutico del cannabis ha tomado la delantera. La investigación científica, el aumento de países que la legalizaron, así como la difusión de información son algunos de los motivos por los cuales su uso medicinal se ha extendido.
Dado que esta planta contiene sustancias químicas que pueden ser de utilidad para tratar una amplia variedad de enfermedades, son muchos los que defienden la legalización de su uso con fines medicinales.
Dichos usos pueden percibirse en una gran variedad de enfermedades debido al efecto de los principios activos de la planta (cannabinoides). Entre sus efectos están el anti-inflamatorio, el anticonvulsionante o el analgésico. Asimismo, las enfermedades en las que pueden evidenciarse beneficios son el Cáncer, la Epilepsia o el Parkinson.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ya aprobó algunos fármacos que utilizan el tetrahidrocannabinol (THC) como base para tratar el dolor y las náuseas, y los científicos continúan investigando las propiedades medicinales de otras sustancias que se encuentran en la planta.
No obstante, hay quienes sostienen que la evidencia científica no ha demostrado que los beneficios terapéuticos del cannabis sean mayores que sus riesgos para la salud. Los distintos institutos de investigación, así como las agencias reguladoras de los medicamentos, no han logrado ponerse de acuerdo sobre el reconocimiento de la planta para su uso medicinal. Por otro lado, respaldan que su aprobación supone una vía abierta a la banalización de sus efectos.
Según estudios publicados por el Drug Abuse National Institute de EUA, entre los efectos de consumir marihuana están: la percepción distorsionada de la realidad; pérdida de la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Con todo ello, los distintos sectores interesados en su legalización están llevando a cabo acciones de lobby para agilizar este proceso que, en todo caso, se está viendo condicionado por la obligatoriedad de especificar los riesgos de su consumo, así como la limitación de las cantidades de su comercialización.
Julia Carbonell
Consultora de Asuntos Públicos