“Beber agua con limón en ayunas”, “No comer fruta después de las seis de la tarde”, “No tomar carbohidratos para cenar”,… así podríamos seguir durante horas, enumerando recomendaciones que recibimos a través de distintos canales, pero ¿existe evidencia científica que las avale?, ¿Es necesario tenerlas en cuenta para gozar de una buena salud?
Si bien muchas de estas recomendaciones nos han estado acompañando durante años a través de la cultura popular, con la aparición de internet y las redes sociales, estas se han incrementado creando “corrientes” con millones de seguidores en todo el mundo. Claros ejemplos, como la “dieta Dukan”, han causado auténticos revuelos internacionales. Las personas seguían recomendaciones a través de documentos digitales o libros, sin el control de ningún profesional.
Pero los especialistas han hablado. La plataforma “Salud sin bulos” elaboró y editó la I Guía de los Bulos en Alimentación, dado el alto porcentaje de fake newsque circulan en diversos canales de comunicación sobre esta materia. Tal y como señalan en la introducción del documento: “la proliferación de estos bulos tiene consecuencias para la salud. Mucha de la información falsa que se difunde carece de evidencia y base científica. Se realiza para crear alarma o desprestigiar a alguna marca, persona, producto o alimento. Sin embargo, su extrema viralización termina calando en la sociedad con una falsa imagen de verdad”.
Esta guía pone sobre la mesa clásicas creencias sobre aspectos como el consumo de azúcar en niños y su supuesta contribución a la hiperactividad infantil, la verdad sobre el efecto “depurador” del limón, consumo de legumbres de bote o verduras cogeladas, o los productos etiquetados como “ECO”, entre otros.
En esta línea, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC)elabora desde hace algunos años, en colaboración con las sociedades científicas referentes en Atención Primaria (SEMG, SEMERGEN, SEPEAP y semFYC), la guía “Alimentación Saludable para Atención Primaria y colectivos ciudadanos”. Este documento busca acercar a los profesionales de la salud, y al público en general, las cualidades y beneficios de una alimentación y hábitos saludables.
En este sentido, los medios de comunicación y las redes sociales juegan un papel crucial ante la divulgación y difusión de mensajes que puedan contribuir a la creación y proliferación de falsas creencias en torno a la alimentación.
Es fundamental trabajar de forma conjunta para encontrar soluciones entre los distintos actores clave como la Administración, los medios y la industria, para que los consumidores estén informados a través de una comunicación responsable.
Renny Núñez
Consultor de Lobby y Comunicación